Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/2809

2809 El corazón formado en el amor como morada de Dios....

11 de julio de 1943: Libro 37

Dios Mismo toma residencia en el corazón del hombre, que se ha formado en el amor y por eso Se desposa con él.... porque el amor lleva a la unificación con Dios; A traces del amor, el hombre se asimila a la Deidad Eterna y ha logrado el objetivo que se le había propuesto para la vida en la Tierra. Y ahora que el hombre está íntimamente conectado con Dios, su caminar por la Tierra es sólo una constante obra de amor, porque ahora Dios Mismo obra en él, y Su obra es amor.

Y entonces su alma está madura para la eternidad, y si Dios deja al hombre en la Tierra, es sólo por el bien de sus semejantes, quienes deben tomar ejemplo de su estilo de vida para que ellos también puedan hacerse suyos a Dios en el servicio del amor y buscan la unificación con Él. Dios Mismo puede residir en un corazón bien formado, puede llenar el corazón humano con Su gracia y su amor en toda su plenitud, puede expresarse a través de su boca y habitar entre los humanos que tienen buena voluntad. Porque ahora Él les hablará constantemente a ellos a través de Su herramienta que se ha convertido en amor, que escucha Su Palabra y la transmite a quienes quieren escucharla. Y en cuanto Él Mismo hable a los hombres, también será reconocido en la Palabra.

La Palabra penetrará en los corazones de los semejantes porque se les presenta con amor, porque Dios Mismo habla a través de aquellos hombres que están conectados a Él a través de la obra de amor. El hombre mismo será feliz, una paz interior le hará feliz, se sentirá siempre rodeado del cuidado divino. El sufrimiento y la miseria pasarán de largo, y sólo el amor por sus semejantes le permitirá sufrir mientras no pueda ayudarles. Y nuevamente es la voz divina que habla de él a aquellos, y también despierta el amor en los semejantes que se sanean a través de la Palabra divina, si están enfermos del cuerpo o del alma.... que sacan fuerza y fortalecimiento de la Palabra, que el amor de Dios les ofrece a través de un ser humano.

Un hombre en cuyo corazón Dios Mismo elige vivir puede ser llamado bienaventurado incluso en la Tierra. Porque él ha vencido la Tierra, aunque todavía habita en ella. Ya no le faltan fuerzas cuando es oprimido por el mundo; tiene a Dios dentro de sí y en Su presencia se siente fuerte e invencible. Tampoco presta atención a los ataques del mundo, porque sabe que nada le sucederá sin la voluntad de Dios que está dentro de él....

Tampoco teme la muerte, porque sabe que pasará sin dolor a la eternidad, porque quien vive en Dios y tiene a Dios en él no experimenta los horrores de la muerte. Sólo anhela deshacerse de su caparazón físico y ver a Dios cara a cara.... ya no exige nada del mundo y sólo encuentra su felicidad y paz en la unificación con Dios, con Aquel, Que es el Amor.... Quiere estar cerca de Dios y no puede evitar vivir constantemente en el amor, porque el Amor Mismo está en él y obra poderosamente....

amén

Traducido por Hans-Dieter Heise