Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/2804
2804 Transmitiendo lo que viene de arriba....
8 de julio de 1943: Libro 37
Quien tiene el espíritu iluminado debe dejar brillar su luz y transmitir los dones del espíritu a aquellos que Dios le pone en su camino.... Porque esta es la caridad activa, la que distribuye a los necesitados.... La necesidad espiritual pero es incluso peor que los problemas terrenales; La necesidad espiritual agobia al alma porque pasa hambre en medio de los bienes terrenales mientras que la necesitad terrenal puede tener remedio siempre que el humano se preocupe por el bienestar de su alma. El mandamiento de la caridad se extiende a cualquier necesidad que el ser humano puede solucionar con su ayuda. Pero el que carece espiritualmente, su alma agradece cada don que reduce su necesidad, y por eso se le debe dar un don espiritual, que a su vez sólo puede ser dado por un ser humano que esté espiritualmente iluminado y que reciba constantemente un conocimiento que puede ofrecer a sus semejantes.
La voluntad de endeñarlos lo hace capaz de absorber conocimiento porque su estado será iluminado en la misma medida que necesita dones espirituales para sus semejantes.... Todo lo que se le pida, primero lo recibirá.... Se le enseña para poder volver a enseñar. Y por eso se presta cuidadosamente atención a que sólo difunda la verdad pura, porque Dios, como Verdad Eterna, quiere que se les transmita la verdad pura a los humanos que la exigen, y por eso no permite que la luz del cielo que fluye brillante y claramente hacia la Tierra, se oscurezca.
Protege al humano de reproducciones falsas de lo que se le transmite desde arriba, es decir, una vez que el espíritu de Dios sea efectivo en el humano, también será guiado correctamente en el habla y el pensamiento por todos los seres que están en la luz y que se cuidan del humano en la Tierra. Y así, si pretende transmitir la verdad a sus semejantes, estará protegido de pensamientos erróneos, podrá enseñar en cualquier momento y a cualquiera.... Corresponderá siempre a la voluntad de Dios, porque el Espíritu de Dios Mismo se expresa a través de ese humano.... porque el ser humano mismo no puede tener conversaciones espirituales de sí mismo, a menos que el Espíritu de Dios le impulse a hacerlo, siempre que el humano esté dispuesto a servir a Dios y difundir la verdad.
Sólo esta voluntad es decisiva para saber si un ser humano se encuentra en la verdad, si tiene un espíritu iluminado y, por tanto, es capaz de llevar la verdad a los humanos. Y sólo aquel ser humano que se mantiene firme en la verdad hablará con convicción y defenderá la verdad, porque es rico en conocimiento espiritual que no le permite permanecer inactivo. La verdad divina es fuerza de Dios que estimula constantemente a la actividad.... Así que quien posee la verdad no callará, tiene que hablar, porque la fuerza de Dios lo impulsa a hacerlo, así como una luz necesariamente tiene que brillar, así su resplandor ilumina toda la zona.... Pero un ser humano que ama la verdad nunca podrá representar algo que no corresponda a la verdad, porque se lo impide el Espíritu de Dios.... Cuando habla, dice la verdad, porque no puede decir otra cosa que lo que el Espíritu de Dios le transmite, porque su pensamiento también está guiado por el Espíritu de Dios y su corazón le impulsa siempre y constantemente a transferir los dones del espíritu a sus semejantes....
amén
Traducido por Hans-Dieter Heise