Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/2792

2792 Restricción de libertad.... Direcciones espirituales....

29 de junio de 1943: Libro 37

De ninguna manera se respeta el libre albedrío del hombre si se le impide su esfuerzo espiritual, si se le obliga a pensar, independientemente de si corresponde o no a la verdad. Siempre debe dejarse a él la libre decisión.... Ciertamente puede buscar consejo y ese consejo se lo pueden dar otros seres humanos, pero esto siempre debe suceder en forma de instrucciones, que puede aceptar o no, dependiendo de su voluntad, pero tan pronto como se ejerce cierta coerción en el sentido de que se le presenta una moda de ver que se supone debe aceptar y se libra una lucha contra cualquier otra dirección espiritual, se intenta eliminar la libre voluntad del hombre y esto no corresponde a la voluntad de Dios.

Pero vosotros, los humanos, os estáis acercando a este tiempo en el que toda libertad será restringida y, especialmente, la libertad espiritual será completamente socavada. Esto sucederá a través de disposiciones de todo tipo, lo que hará que los humanos sean tan indecisos y temerosos que cumplirán todas las órdenes e incluso arrojan por la borda sus propios puntos de vista porque temen al poder terrenal. Los seres humanos que han llegado a ser conocedores por el gran amor de Dios tienen que defender abiertamente la enseñanza de Jesucristo, y no deben dejarse disuadir por ninguna por ninguna medida o amenaza, sino que su voluntad debe activarse y persistir en lo que su corazón reclama como verdad, y también deben vivir en la Tierra de acuerdo con esta verdad.

Pero una vida así suele ser incómodo para los humanos y, por eso, ceden fácilmente, abandonan la antigua fe y se dejan persuadir de algo que contradice la fe divina. Esta es una prueba que el hombre puede pasar si siempre consulta a Dios y se recomienda a Él y a Su gracia. Pero nunca debe sacrificar su libre albedrío. Debe aferrarse a cualquier cosa que le parezca verdad y representarla con convicción; Pero aquellos humanos que renuncian a sus propias convicciones sin luchar son débiles y no resisten y no merecen el amor con el que Dios cuida de cada uno, porque Le traicionan en aras del éxito terrenal y su voluntad va por el camino equivocado....

Amor

Traducido por Hans-Dieter Heise