Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/2748
2748 Dependencia espiritual.... Doctrinas de fe en compulsión.... Recompensa o castigo....
21 de mayo de 1943: Libro 34/35/36
Las personas entran en dependencia espiritual si se dejan empujar hacia una dirección espiritual por sus semejantes, lo que les obliga a aceptar sus enseñanzas sin contradicción, robando así a las personas de su libertad espiritual. El hombre ciertamente debe tomar nota de ella, pero que se le permita rechazar cualquier enseñanza que se le ofrezca sin coacción, debe permanecer libre de influencia y decidirse con total libertad a favor o en contra de esta enseñanza.
La libertad espiritual no debe ser tocada, y el hombre permanece en libertad espiritual mientras no sea influenciado en ninguna dirección por coerción o amenazas para tomar una decisión. Tan pronto como es amenazado con castigos temporales o perpetuos, su decisión ya es influenciada desfavorablemente en la medida en que la toma impulsado por el miedo, y luego es nula ante Dios.
Los efectos tanto del caminar terrenal correcto como incorrecto deben quedar claros para el hombre, pero la expresión castigo o recompensa debe usarse para ello, sino que debe dejarle en claro que está en su poder de formarse la vida en el más allá hermosa o insoportable, que él mismo entonces determine el estado en la eternidad a través de su estilo de vida, que él mismo pueda crearse cosas incomparables maravillosas, pero que también pueda preparase una suerte pobre y dolorosa a través de su voluntad, pero su suerte en el más allá nunca es un castigo o una recompensa impuesta por Dios.... porque nunca debería esforzarse hacia arriba por la recompensa, así como el miedo al castigo nunca debe determinar su voluntad y acción.
Pero tan pronto como el pensamiento del hombre está guiado por las doctrinas de la fe de tal manera que lleva su vida bajo una cierta compulsión, que solo realiza actos prescritos o actos de caridad porque en cierta medida le son hechos un deber, porque su omisión se presenta como un pecado, lo que le otorga castigos en la eternidad.... si busca lograr una recompensa en la eternidad al realizar tales acciones, entonces sus acciones ya no deben considerarse como libre albedrio, sino que la persona se encuentra en una dependencia espiritual que le deja cumplir según normativa, lo que debería hacerse por su propia voluntad, sin temor al castigo y sin esperanza de recompensa.
El hombre debe considerar siempre que se encuentra en un estado no redimido del que debe y puede liberarse, si tiene la voluntad para esto, de que él mismo forma su suerte en la eternidad, pero que Dios nunca castiga o recompensa por lo que debe o no debe hacer por su propia redención. Dios le da al hombre la mayor libertad, y el castigo o la recompensa ya sería una restricción de libertad para la voluntad del hombre. Él mismo modela su suerte según su voluntad, y solo esto debe ponerse ante sus ojos, que la vida terrenal tiene un efecto en la eternidad, para que no viva su vida de manera irresponsable....
Pero si se ejerce una compulsión espiritual, entonces su voluntad libre se apaga en la medida en que este está reemplazado por el miedo o la esperanza y entonces las buenas acciones no deben ser evaluadas como obras de amor, porque la voluntad libre es la primera condición. Toda buena acción debe ser llevado a cabo por el amor, y el amor no puede ser determinado ni por el miedo ni por la esperanza de una ventaja.
Por eso solo se debe predicar el amor a las personas, pero las obras de amor no deben exigirse obligatoriamente, pero que es el caso cuando la persona está determinada en sus acciones y voluntad por amenazas de castigos temporales o eternos. El amor no puede ser despertado por ningún tipo de compulsión.... debe desarrollarse en el corazón y llevar a las personas a todo lo que piensan y hacen, entonces la voluntad permanece libre, y sus pensamientos y acciones tienen valor ante Dios....
Amén
Traducido por Hans-Dieter Heise