Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/2745
2745 Ayuda de Dios.... Gracia.... Hacer uso del libre albedrío....
18 de mayo de 1943: Libro 34/35/36
El hombre de mentalidad humana no hace uso de la gracia de Dios. Está disponible para él en la misma medida, pero no la usa, no la desea y por lo tanto no la necesita. Estar en la gracia de Dios significa, disponer de todos los medios para el desarrollo superior del alma, es decir, encontrar ayuda en todas partes y en todo momento que favorece la maduración del alma.
Sin embargo, el hombre de mentalidad no se esfuerza por alcanzar el estado de madurez del alma, por lo que tampoco presta atención a los recursos, no los necesita, ignora la gracia de Dios y es demasiado débil sin la ayuda divina para lograr su objetivo en la tierra. Constantemente pasa por alto todas las oportunidades que serían beneficiosas para su alma.
Porque si el hombre tampoco hace uso de la gracia de Dios, Dios todavía no lo deja morir de hambre, por lo que no se aparta completamente de él dejándolo descuidado, y entonces ahora lo excluye de la concesión de la gracia, sino que a lo largo de toda la vida Él se acerca a las personas una y otra vez, le muestra el camino correcto una y otra vez. Él conduce a sus siervos hacia él, en cierto sentido le ofrece la gracia una y otra vez, porque quiere ganar al hombre para Sí Mismo. Pero el libre albedrío del hombre debe ponerse en acción para aceptar la gracia si quiere tener éxito espiritual. Debe reclamar conscientemente la ayuda de Dios.
Sin embargo, en su mayor parte, las personas de mentalidad humana carecen de toda creencia y, en consecuencia, tampoco reclaman algo que se basa solamente en la fe. No piden ayuda porque no creen que la necesiten y porque no reconocen ningún poder que pueda ayudarles cuando necesitan ayuda. No sienten su angustia espiritual, la vida terrenal es completamente suficiente para ellos y usan toda su energía vital para crear una buena vida terrenal. Pero su desarrollo espiritual está tan alejado de su pensamiento que no reúnen la menor fuerza para ello y tampoco sienten su falta de fuerza, y en consecuencia tampoco piden ayuda y en consecuencia tampoco captan la ayuda, si se la ofrece en forma de aclaración a través de personas que están en el conocimiento.
Porque cada intento de una persona que se esfuerza espiritualmente por llevar a sus semejantes mundanos por el mismo camino de lucha ya es una gracia; es una ayuda que Dios le da a este último a través de una persona, cuando Él no se expresa obviamente para no poner en peligro la libertad de creencia de la persona. Pero si la persona se niega, entonces no ha aceptado la gracia de Dios, la ha despreciado y por lo tanto permanece espiritualmente en el mismo nivel inferior, porque se le debe ofrecer ayuda activa en su estado de trastorno mental y sin ella nunca podrá vencer su amor por el mundo, pero que es un obstáculo para el esfuerzo espiritual.
El hombre como tal es demasiado débil, para superar todas sus faltas y deseos; pero puede lograrlo con la ayuda de Dios, con la gracia que una y otra vez le ofrece Su amor y que solo necesita aprovechar para poder madurar espiritualmente mientras esté todavía en la tierra....
Amén
Traducido por Hans-Dieter Heise