Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/2479a
2479a Enseñanzas espirituales... Purísima verdad...
20 de septiembre de 1942: Libro 33
Nada en la tierra supera las enseñanzas espirituales que se imparten a los seres humanos desde el reino del más allá, porque solo ellas garantizan la verdad más pura, y solo la verdad ayuda a los seres humanos a madurar sus almas. Si el alma va a cumplir algún día la tarea en el más allá, ella misma debe poseer un conocimiento, que ahora debe transmitir a las almas ignorantes en la tierra como a las en el más allá. Este conocimiento solo puede adquirir si acepta las enseñanzas espirituales que le ofrecen los seres del más allá.
Los seres que transmiten se mantienen firmes en la verdad y, por lo tanto, instruyen a la gente correspondiente a la verdad. Y por eso cada don es sumamente valioso y, por lo tanto, debe ser considerado como una riqueza espiritual, cuyo significado el alma sólo puede apreciar cuando ella misma haya entrado en el reino del más allá y entonces está realizando su actividad. Pues ahora ella reparte lo que posee, es decir, ella sigue transmitiendo el conocimiento que le fue instruido a ella, e introduce las almas a la verdad... una actividad que es una obra de amor y que es indeciblemente feliz tanto para quien la reparte como también para las almas receptoras.
Pero el camino a la verdad sólo se puede recorrer a través de obras de amor, es decir, sólo las obras de amor traen la verdad pura, porque la verdad emana de Dios, por lo tanto tiene su origen en el amor de Dios. Las personas que están desprovistas de todo amor, por lo tanto, están lejos de la verdad, porque los portadores de la verdad en el reino espiritual no pueden encontrar acceso a estas personas, ya que solo pueden comunicarse con aquellas que son capaces de absorber la verdad pura a través de la obra de amor...
amén
Traducido por Hans-Dieter Heise