Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/2452
2452 Jesucristo.... el Hijo de Dios....
20 de agosto de 1942: Libro 33
La divinidad de Jesús es a menudo el objeto de disputa para ser respondida por personas que creen en Él como Hijo de Dios.... Esta pregunta solo puede ser respondida correctamente por hombres que están creyendo; la divinidad de Jesús se les puede explicar, mientras que los hombres no creyentes no pueden reunir comprensión para esto porque no reconocen la existencia de una deidad sabia, todopoderosa y amorosa ni Su obrar. Y entonces les será incomprensible que Dios Mismo, es decir, Su Espíritu, deje que pueda irradiar tanto sobre los hombres y todo lo esencial lo que ha surgido de Él....
No comprenden que hay una conexión entre el creador y sus criaturas que no se puede terminar nunca. Tampoco comprende que esta deidad que siempre está presente y en cualquier lugar también puede esconderse en toda plenitud en una forma exterior humana.... Que un hombre puede, por así decirlo, ser irradiado a través de Su amor.... Irradiado por su fuerza.... Y que esta persona contiene tanto divino en sí que todo su ser está impregnado por el Espíritu de Dios y que ahora su naturaleza verdaderamente divina lo convierte en un Hijo de Dios.
Y esto seguirá incomprensible para él mientras se mantenga alejado de la enseñanza de Cristo, es decir, mientras no siga el camino que Cristo siguió en la tierra.... El camino del amor.... Porque la sabiduría viene a través del amor .... El hombre amoroso comprende esto de inmediato, no necesita una explicación más larga porque la fuerza de Dios, Su Espíritu, ya obra en él, porque está en el circuito de corriente de la irradiación de amor divino y, en consecuencia, puede comprender el efecto de una vida de amor correcta.
Pero Jesucristo vivió una vida de amor en la tierra, y en consecuencia también estaba en medio de la irradiación de amor de Dios.... Fue atrapado por el amor infinito de Dios, fue irradiado por Su espíritu y una fuerte voluntad lo inundó ....
Pero amor, espíritu, fuerza y voluntad, pero es el Ser de la eterna divinidad.... Entonces Jesús se había vuelto similar como Dios, Él era Su imagen viva, Él mismo era un ser divino, Él era el Hijo de Dios, Quien ya no podría ser considerado como un ser individual, sino que fue plenamente Uno con Su Padre desde la Eternidad, Quien reconoció Su unión con Su Padre, luchó por la unión total con Él y ya había encontrado la unión en la tierra a través de Su vida en el amor...
Amén
Traducido por Hans-Dieter Heise