Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/2436

2436 Iluminación del espíritu.... Examinando las enseñanzas....

4 de agosto de 1942: Libro 33

Toda cuestión espiritual se os resolverá si os dirigís con confianza al Padre celestial y Le pedís una respuesta.... Vivís en una época de errores vuestro pensamiento se ha extraviado y ya no sois capaces de separar la verdad de la mentira, porque no invocáis a Aquel que es el Único que puede daros información. Pero Dios viene a vosotros en Su amor, Su Espíritu quiere iluminaros, quiere guiaros hacia el modo correcto de pensar. El principio básico de vuestra vida debe ser cumplir la voluntad de Dios.... Si os inspira este deseo, debéis también prestarle oído para que podáis oír Su voluntad; debéis abrir voluntariamente vuestro corazón para que podáis escuchar Su voz.... “He aquí, estoy a la puerta y llamo, él que Me abre, Yo entraré a él”....

Abrid vuestro corazón, dejadlo entrar y ahora presentadle vuestras preguntas, y Él no os dejará sin respuesta.... Él os dirá en qué os equivocáis y a qué debéis renunciar o conservar. Pero vosotros prestáis demasiada atención a lo que los humanos os enseñan, ya no tenéis juicio propio, os dejáis ofrecer alimento espiritual por quienes mismos lo necesitan.... os dejáis enseñar por humanos que no están llamados a ello por Dios, y aceptáis sus palabras sin dudar.... Por otra parte no reconocéis los dones divinos.

Ciertamente debéis representar aquello de lo que estáis completamente convencidos, pero debéis haber adquirido la convicción vosotros mismos, debéis pensar y examinar todo detenidamente, y si resiste un examen serio, podéis defenderlo.... debéis considerar los pros y los contras de cada enseñanza, tenéis que tomar posesión sobre ella y decidir lo que podéis afirmar en el fondo de vuestro corazón.... Sólo entonces cada enseñanza cobra vida en vosotros, mientras que antes sólo permanecía algo aprendido que no tenía valor para la maduración del alma.

La voluntad seria de examinar debe cobrar vida en vosotros, porque Dios nunca os exige aceptar algo sin examinarlo, aunque Él Mismo os lo ofrezca. Él os dio entendimiento y debéis usarlo, Él os exige esto para que no caguéis en las trampas del adversario que quiere atraparos en sus herejías. Pero corréis este peligro si aceptáis todo lo que se os pide que creáis sin dudarlo.

Dios verdaderamente os da a conocer Su voluntad, y si vuestra voluntad está dirigida hacia Él no le opondréis ninguna resistencia, es decir, os dedicáis por el bien por impulso interior, y no tendréis que temer actuar en contra de Su divina voluntad. Pero para hacer esto tenéis que pensar por vosotros mismos, es decir, dejar que vuestro espíritu se active dentro de vosotros mismos. Debéis cerraros al mundo y darle libertad al espíritu que lleváis dentro para que pueda elevarse a alturas claras; El deseo de la verdad debe ser fuerte dentro de vosotros, para que podáis arrebatársela al mundo espiritual, debéis desearla desde el fondo de vuestro corazón....

Y vuestro deseo será cumplido verdaderamente; la verdad fluirá al espíritu dentro de vosotros, que le es ofrecido desde el reino espiritual, porque esta es la voluntad de Dios, que la verdad sea transmitida a quienes la desean. Pero si aceptáis todo lo que os ofrece la humanidad sin dudarlo y sin juzgar, lo que se os ofrece por parte humana, vuestro conocimiento no vale mucho, porque entonces sólo estáis repitiendo lo que os enseñaron. Pero no es vuestra propiedad espiritual, porque sólo lo será cuando vosotros mismos hayáis adoptado vuestra propia postura al respecto y podáis representarla con convicción. Pero entonces poseeréis riquezas que son imperecederas y que os harán verdaderamente felices....

Pero lo que habéis adquirido de error no puede ser permanente; un día tendréis que abandonarlo, y entonces vuestro conocimiento será pequeño, y por tanto aumentadlo mientras aún viváis en la Tierra.... Pedidle a Dios que Él Mismo os instruya, y escuchad lo voz dentro de vosotros que os enseña correspondiente a la verdad.... Porque Dios es la Verdad, y Él quiere que se difunda en la Tierra, para que haya luz donde aún reinan las tinieblas más profundas....

amén

Traducido por Hans-Dieter Heise