Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/2424
2424 Fuerzas opuestas a Dios.... La intervención de Dios....
28 de julio de 1942: Libro 33
Las fuerzas que se oponen a Dios son extremadamente activas en envenenar el pensamiento de los humanos y distrayéndolos de Dios, del reconocimiento de la verdad, y esta es la causa de la lucha de destrucción que libran unos contra otros. No rehúyen de nada y no tienen reparos en exponerse a estas fuerzas a través de su participación o consentimiento en esta lucha de aniquilación, y esas fuerzas se apoderan de ellos por completo, y todo lo que les piden a los humanos que hagan, lo llevan a cabo de buena gana. Y así, el poder del mal actúa a través de los humanos que se entregan a ello a través de su estilo de vida, sus actitudes y sus acciones.
Esto es equivalente al hundimiento espiritual, a la inutilidad de la vida terrenal.... de muerte del alma.... Y el adversario gana alma por alma, conquistando a los hombres para sus vergonzosos planes, y se aprovecha de su inclinación por la materia, la codicia por las posesiones terrenales de tal manera que se entregan completamente a él, que sólo luchan por los bienes terrenales y por ello pierden sus almas, que venden sus alma para enriquecerse con bienes transitorios e inútiles....
Y este es el tiempo en que Dios pone fin a la obra del adversario.... Lo que los hombres no rehúyen, Él lo mantiene firmemente ante sus ojos, afectándolos ahora mismo, favoreciendo aparentemente la obra de quien busca la destrucción. Sin embargo, Él arrebata el poder de las manos de Su adversario.... Ya no corresponde a los hombres llevar a cabo la obra de destrucción como antes, sino que Dios Mismo interviene de manera destructiva en virtud de Su voluntad y Su poder.... Y los humanos no pueden resistir Su voluntad, no pueden impedirlo y tienen que someterse impotentes para que Dios Mismo tome las riendas en Su mano y los acontecimientos mundiales sigan ahora en su curso según Su divina voluntad.
Lo que los humanos mismos ejercieron antes ahora sucederá sin su participación y tampoco podrá ser terminado a través de la voluntad humana, sino que tendrá que ser soportado por ellos hasta que Dios Mismo lo termine. Y ahora se hará evidente la obra del adversario y el poder divino. Quien reconoce este último en el acontecimiento, aún no está completamente perdido, incluso si se ve gravemente afectado, porque quien busca encontrar la explicación de cada acontecimiento en Dios y Su voluntad, ahora también vivirá su vida terrenal en consecuencia y la aprovechará para el bien de su alma.
Pero quien no reconoce en esto el brazo de Dios, sólo verá la decadencia terrenal, sólo mirará la destrucción terrenal con ojos mundanos y ya no se le podrá ofrecer la salvación espiritual. Todavía está completamente cautivado por la materia y sólo mira cualquier acontecimiento desde el punto de vista del perdedor o del ganador. Ha caído en el poder del mal y el demonio se ha apoderado de él y de su alma....
amén
Traducido por Hans-Dieter Heise