Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/2176

2176 Comunión espiritual con Dios antídoto para el mundo....

6 de diciembre de 1941: Libro 31

No hay mejor antídoto contra el mundo y sus alegrías que la comunión espiritual con Dios. Quien se esfuerza por este último, su deseo ya no es del mundo, porque ahora ha encontrado algo por lo que vale la pena esforzarse y que le trae un bien imperecedero. La comunión espiritual con Dios tiene poco beneficio para el cuerpo, porque todo deseo físico se ignora porque es un obstáculo para la relación íntima con Dios. Porque el cuerpo pertenece al mundo.

Así también el cuerpo debe entregarse y hacer lo que agrada a Dios, si quiere formarse de tal manera que Dios se apodere del cuerpo para poder obrar a través de éste. Dios considera tal obra como necesaria; Dios sabe que la fe corre gran peligro de ser erradicada y debe reavivarla a través de una obra extraordinaria. Porque la obra extraordinaria debe llevar a Dios.

La mayor bendición es la comunión con Dios, así como la distancia de Dios, que se manifiesta por la falta de fe, es la mayor desventaja para el alma humana. Porque entonces el cuerpo domina al alma, exige un disfrute ilimitado de la vida y encuentra satisfacción, y el hombre vive su vida terrena, por así decirlo, sin Dios. Y su espíritu está amordazado, y esto significa estancamiento espiritual, si no una disminución de su desarrollo.

Separarse de goces y comodidades terrenales y renunciar a los deseos terrenales requiere auto-superación, pero por otro lado tiene el mayor éxito espiritual, porque en la misma medida en que un ser humano sacrifica, también recibe algo mucho más valioso, porque es un bien imperecedero que intercambia por bienes terrenales. Y sólo se da cuenta de lo que eso significa cuando muere, cuando puede llevar esta propiedad a la eternidad, donde todo lo terrenal queda atrás.

La comunión espiritual con Dios es el comienzo del estado feliz que dura más que el mundo terrenal, porque el objetivo final de todo esfuerzo espiritual es la unificación con Dios, y quienquiera que se esfuerce por lograr esta comunión ya en la Tierra, para éste el mundo ya ha perdido su atractivo, y esto tiene el mismo significado que haber escapado del poder del adversario.

Dejar que los humanos caigan en la depresión espiritual es su esfuerzo incesante, y lo logra cuando la voluntad humana es demasiado débil para resistir a los deseos del cuerpo. El humano debe esforzarse por lograr una comunión espiritual con Dios, entonces también se le dará la fuerza de dominar los deseos del cuerpo. Y el mayor éxito espiritual recompensará su voluntad. Lo que el cuerpo entrega, el alma lo recibirá, y esto durará más que todo lo terrenal....

amén

Traducido por Hans-Dieter Heise