Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/2167

2167 Cognición de quienes que quieren servir a Dios.... Contradicción....

26 de noviembre de 1941: Libro 31

Cualquiera que se reúna en la Tierra para obrar juntos para Dios también tendrá la misma cognición, es decir, conocerá la verdad y trabajará por ella. Para ser apreciada por la verdad, la voluntad del bien tiene que ser fuerte en el hombre; Tiene que querer vivir para agradar al Señor y hacer todos los esfuerzos posibles para ennoblecer su ser. Entonces reconoce con la mayor certeza toda falsedad y se separa de ella; acepta la verdad con convicción y queda completamente penetrada por ella.

También tiene el don de extraer el núcleo y reconocerlo como sabiduría divina, dejando la capa exterior desapercibida. Encuentra la correlación de lo que se le presenta como verdad y, por lo tanto, puede participar activamente en la enseñanza. Para poder enseñar, un ser humano debe estar completamente penetrado, es decir, debe haber absorbido la verdad con la mente y el corazón. Porque ahora está completamente comprometido con la difusión de la verdad entre la gente.

Para difundir la verdad, el humano debe poder refutar todas las objeciones. Porque donde hay mentira, también será representada, y entonces cada contra-discurso debe ser considerado cuidadosamente. Y esto requiere un gran conocimiento, que Dios imparte a quienes quieren luchar para Él. Y es por eso que los luchadores de Dios a menudo son llevados a situaciones en las que se supone que deben servirse unos a otros, llevándose unos a otros a las alturas a través de una aparente contradicción. Porque esta provoca contraargumentos y, sin embargo, puede conducir también a una clarificación de los puntos de vista de ambas partes si ambas partes tienen la voluntad de servir a Dios.

A éstos Dios ya los está preparando para su tarea terrenal. Cada humano está bien para Dios que se ofrece a Él para la salvación de la angustia espiritual. En consecuencia, la verdad caerá en terrenos preparados de manera muy diferente, pero seguirá siendo siempre la misma verdad, y el humano debe confesarla por sí mismo, de lo contrario no podrá llevar a cabo la tarea que se le ha encomendado. Ser enseñado y volver a enseñar es una felicidad indescriptible en la Tierra, pero rara vez se busca esta felicidad. Pero como es urgente, por el bien de la humanidad, que la enseñanza divina, que en sí misma es la verdad más pura, sea transmitida a los hombres. Dios presenta la verdad de manera extraordinaria a quienes quieren servirle, y esto es una afluencia de fuerza espiritual para las almas dispuestas a recibir.

La verdad se abrirá paso, incluso si es un comienzo difícil al principio, porque la sabiduría de Dios es poder, y el poder de Dios penetra, y por eso los maestros siempre tendrán el mismo conocimiento y la misma verdad y ahora podrán transmitirla a los semejantes, porque la necesidad de los tiempos permite a Dios de obrar extraordinariamente, para que a los que son Suyos les resulte fácil encontrar el camino hacia Él, hacia la patria eterna....

amén

Traducido por Hans-Dieter Heise