Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/2159

2159 Poder de la Palabra divina....

21 de noviembre de 1941: Libro 31

La recepción de la Palabra divina permitirá al ser humano cumplir la tarea que es el objetivo de su vida terrenal. Dios ha asegurado Su gracia y poder a los humanos que son de buena voluntad y ellos demuestran su buena voluntad cuando Lo escuchan.... cuando absorben Su Palabra y se esfuerzan por seguirla. La voluntad es decisiva, y la buena voluntad lleva decisivamente a Dios, porque el poder que derrama de Su Palabra y lleva de regreso a Él. El poder empuja al humano dispuesto al circuito de corriente del amor divino, y lo que ha sentido una vez el amor de Dios jamás puede estar sin este amor....

El curso del desarrollo superior va en constante disposición a recibir el amor de Dios. Y el amor fluye a cada corazón receptivo, nuevamente en la forma de Su Palabra. Porque la Palabra de Dios es el derramamiento de Su amor interminable.... La Palabra de Dios es el epítome de la gracia y el poder.... La Palabra de Dios es el aflujo de Aquel Que mismo es la Palabra desde la eternidad. Dios mismo desciende a la Tierra en la Palabra, e inunda con todo poder que se entrega al efecto de esta Palabra. Sólo se requiere voluntad para recibirla para quedar inundado de su poder. El receptor debe inevitablemente desarrollarse hacia arriba porque ya no es posible un declive donde el poder de Dios mismo está obrando.

Sólo donde se opone resistencia la Palabra queda ineficaz. Debido a que pasa por el oído y el corazón humano, el poder no puede penetrar porque el corazón se cierra y el ser humano permanece intacto y no siente nada de la bendición de la Palabra divina. Desear es recibir.... Es por eso que la voluntad humana primero debe activarse antes de que el poder de Dios pueda fluir hacia él. Pero donde la voluntad se ha vuelto hacia Dios, el hombre nunca puede quedar sin fuerza, y esta fuerza que fluye hacia él conecta al ser humano con Dios, le permite reconocer su origen y lo arrastra inevitablemente hacia el lugar de donde surgió.... la lleva hacia su principio primordial, hacia Dios, de Cuyo poder surgió el ser....

amén

Traducido por Hans-Dieter Heise