Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/2061
2061 Oración correcta.... Cumplimiento.... “Padre, hágase Tu voluntad....”
8 de septiembre de 1941: Libro 30
El mayor poder reside en el llamado consciente a Dios. Un ser humano puede lograr cualquier cosa si su actitud hacia Dios es de tal manera que entra en contacto con Él cuando se encuentra en necesidad terrenal o espiritual, porque puede estar libre de cualquier preocupación. Ahora alguien más se ocupa de él, Cuyo poder es mayor.
Dios ha enseñado a Sus hijos un puente hacia Él. La oración. Cualquiera que utilice este puente siempre tiene la oportunidad de presentarle sus preocupaciones y necesidades; Y poder presentar a Dios las preocupaciones significa también deshacerse de ellas, porque Dios quita el sufrimiento de cada humano, tanto más de buena gana cuanto más confiadamente se Le presenta.
Una vez que el humano se ha liberado del sentimiento de una distancia insalvable de Dios, si se siente como criatura Suya, y por lo tanto reconoce su pertenencia a Dios, entonces su oración también es correcta, porque ahora hablará con su Creador, su Padre desde la eternidad como un niño y pedir confiadamente, acudir a Él en todas sus necesidades.
El ser humano es impotente.... cualquier cosa que comience, sólo podrá completarse según lo deseado si Dios da su consentimiento. Entonces, si el humano quiere dominar sus preocupaciones y sufrimientos por sí mismo e ignorar la ayuda divina, su esfuerzo y su empeño serán infructuosos si Dios no da Su consentimiento.
Todo éxito depende de Dios y, comprensiblemente, Dios apoyará al humano que acuda directamente a Él y Le pida Su apoyo. La oración correcta da testimonio de la correcta relación infantil que Dios quiere que se establezca, y entonces el amor paternal entra en acción y entonces Él satisface cada petición del humano.
La relación con Dios debe estar libre de cualquier exterioridad, y también debe estar libre de una sumisión excesiva, que se expresa en posturas y gestos. La relación entre el hijo y el Padre debe ser familiar, con devoción infantil y obediencia sumisa, pero el hijo y el Padre deben estar conectados por un amor profundo.
Una relación tan íntima también debe garantizar que cada petición sea cumplida al niño, porque Dios es Amor, y el Amor no niega a Su hijo nada que le haga feliz. Al niño también se le permitirá hacer peticiones terrenales, siempre que haya reconocido que el amor del Padre considera al niño de manera beneficioso para él....
Esta cognición tiene como consecuencia que el cumplimiento de cada petición queda en manos de Dios, que el niño reza “Padre, hágase Tu voluntad” y que ahora se entrega confiadamente al amor del Padre y acepta con devoción lo que le está destinado. La fe y la confianza de Su bondad y sabiduría deben ser la base de toda oración, entonces el niño terrenal deja el cumplimiento de sus peticiones al Padre celestial, y entonces la oración es como a Él le agrada y Él la escuchará....
amén
Traducido por Hans-Dieter Heise