Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/1875
1875 Renacimiento del espíritu....
4 de abril de 1941: Libro 28
Desde la hora del renacimiento espiritual en adelante, el hombre está en constante cuidado de los seres del más allá que, sirviendo a Dios el Señor, lo cuidan. Si el hombre ha entrado conscientemente en contacto con el mundo espiritual y ahora se esfuerza por llevar una forma de vida que agrade a Dios, en cierta medida terminará con la vida terrenal porque se esfuerza más por el progreso del alma que el éxito mundano. Entonces se ha convertido en un hombre nuevo, tiene nuevos objetivos en mente, se ha producido un cambio en toda su vida, presta más atención a la vida de su alma, busca moldearse según la voluntad divina.
Y este entonces es el renacimiento espiritual, donde el espíritu en el hombre despierta, donde puede desarrollarse libremente para entrar en contacto con lo espiritual fuera de sí. Ahora es fácil para los seres del más allá influir en el hombre para que haga lo que es bueno, es decir, justo ante Dios. Pero no debe ofrecer una resistencia abierta contra aquellas fuerzas que lo favorecen. Si se le insta a hacer una buena acción, no debe, por mezquinas preocupaciones terrenales, oponer su voluntad a ese impulso y luego hacer, pensar o sentir algo diferente en contra de su convicción interior.
Una vez que se ha sometido a la voluntad divina, ahora también debe confiarse también fielmente a la Deidad Eterna. Entonces queda relevado de toda responsabilidad por su vida terrenal. Porque todos los seres espirituales que quieren servir a Dios determinan ahora el modo de vida del hombre. El hombre probablemente todavía tiene que luchar para mejorar su estado de madurez, pero nunca debe temer que su espíritu pueda volver a caer en las tinieblas y empujar al hombre a un nivel que hace mucho ya había superado. Los seres de luz del más allá lo impiden, siempre y cuando el hombre ore por el poder y la fuerza de la fe.
Porque esta oración manifiesta una y otra vez la voluntad dirigida hacia Dios, y el hombre no puede cometer injusticia mientras se vuelve hacia Dios Mismo. El hombre no es perfecto, y por eso será acusado de muchas debilidades ante el mundo, es decir, ante la gente del mundo, y él mismo muchas veces no está satisfecho consigo mismo. Pero nunca podrá caer en el abismo, por eso el renacimiento del espíritu permanece, a pesar de los defectos y errores externos. Pero la oración debe aplicarse más profundamente y con mayor frecuencia para que el poder del bien aumente y este poder pueda ahora llegar a los humanos a través de seres de luz eficaces que se cuidan de los humanos y los ayudan cuando se encuentran en necesidad de su alma.... amén
Traducido por Hans-Dieter Heise