Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/1850
1850 Palabras paternales consoladoras....
17 de marzo de 1941: Libro 28
Dejad que los niños vengan a Mí y no se los impidáis.... Venid a Mi todos que estáis cansados y agobiados, Yo os aliviaré.... ¿Puedo daros más seguridad de que no estáis solos y abandonados, que a través de estas palabras Mías? Soy el Padre de los sabios, el amigo de los pobres, el consolador de los afligidos y el protector de todos los oprimidos.... Cualquiera que se refugie en Mí puede verdaderamente estar libre de todas las preocupaciones. Y por eso debéis acudir a Mí en cada necesidad y presentarme vuestras inquietudes. Quiero estar presente siempre y en todo lugar donde Me necesitéis y quiero guiaros hacia Mí en todos vuestros caminos. Quiero apartar la tristeza y cambiarla en alegría, y así no seréis abandonados e indefensos en el sufrimiento con el que os probaré.
Yo exijo vuestros corazones, quiero que os conectéis íntimamente Conmigo, quiero que estéis establecidos en vuestra fe en Mí y en Mi amor en el tiempo de angustia venidero.... Quiero que podáis entrar con plena convicción para Mí, para que podáis representarme ante todo el mundo. Quiero que Mi amor os sea revelado, que Me sintáis cerca de vosotros.... Quiero que seáis tranquillos en vuestro sufrimiento, que os encomendéis a Mí con devoción y fe para poder obrar visiblemente en vosotros, para que toméis conciencia de Mi poder y fuerza, para que Yo viva en vuestros corazones, que os asociéis Conmigo como a vuestro hermano, que no temáis sino que seáis creyentes.
Porque Mi amor es mayor que toda dificultad, Mi brazo es más fuerte que el peligro, y lo que significa para vosotros un gran sufrimiento, os traerá un estado de madurez que de otra manera nunca podréis alcanzar. Por eso os llamo: Creed, amad y confiad.... Sed como los niños pequeños que descuidadamente dejan todo al Padre porque saben que Su amor sólo quiere lo mejor para Sus hijos.... Y venid a Mí en toda necesidad, Yo quiero ayudaros y nunca debéis pedirme ayuda en vano, porque escucho la oración de los que Me reconocen como su Padre y Me suplican en toda angustia....
amén
Traducido por Hans-Dieter Heise