Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/1746
1746 Rareza de la obra del Espíritu en el ser humano....
21 de diciembre de 1940: Libro 27
Cuán rara vez el Espíritu de Dios puede expresarse en el ser humano depende del hecho de que sólo unos pocos humanos están completamente de acuerdo en sus puntos de vista en lo que respecta a Dios y Su gobierno y Su obra en la Tierra y en el más allá. El Espíritu de Dios siempre enseñará a los humanos lo mismo, porque Dios sólo da la verdad más pura y la distribuye donde se desea y se han cumplido los prerrequisitos que tienen como resultado la obra del Espíritu en el humano.
Pero como tal obra se reconoce rara vez, la voz fina dentro de uno mismo no es respetada y el Espíritu de Dios no puede expresarse, a pesar de que el humano es digno de recibir la sabiduría divina a través de su forma de vida. Su espíritu ciertamente se esfuerza hacia Dios pero no intenta de establecer una conexión directa con Él.... No desea escuchar la voz divina y por lo tanto no puede escucharla. E incluso cuando se le llama la atención sobre la obra evidente del Espíritu en el humano, lo interpreta como una presunción y atribuye la obra divina como la actividad de un poder hostil a Dios.
Y entonces la voluntad no está dispuesta y el hombre no puede ser forzado. En todo caso él mismo tiene que establecer la conexión con Dios, tiene que hacerse Suyo y entregarle su voluntad, entonces Dios Mismo le surgirá la idea de establecer la conexión. También le dará instrucciones mentales sobre lo que debe hacer para poder escuchar la voz divina sonando en su interior. Mientras el hombre entregue su voluntad a Dios, hará todo lo que Dios quiera.... Y si Dios quiere difundir la verdad pura, le transmitirá esta verdad pura.
Muy pocos humanos toman el camino directo hacia Dios, pero si quisieran hacerlo, sabrían claramente qué deben hacer para complacerle. Y aunque fuera algo completamente ajeno a ellos, lo harían sin asombro y sin dudarlo. Pero cuán raramente un niño terrenal ofrece sus servicios al Padre celestial y le pide una tarea en la Tierra y cuán raramente pueden ser llamados a emprender una tarea que requiere el libre albedrío del ser humano.
Y debido a que rara vez se le pide a Dios que transmita la verdad pura, Él sólo puede distribuirla muy poco. Pero cuando éste es el caso, siempre se puede encontrar la misma verdad y se puede probar claramente la obra del Espíritu divino. Tener a Dios Mismo como maestro tiene que producir la verdad más pura, y donde esta verdad no se da a conocer obviamente al mundo, allí llega mentalmente a aquellos humanos que aman a Dios, Le sirven y cumplen Sus mandamientos, y el divino Dador debe ser reconocido a través de la concordancia de los pensamientos.
Y esto tendrá como resultado que esta enseñanza pronto quedará establecida, que será difundida y que la obra divina será siempre y constantemente reconocida. Pero también resultará que los seres humanos que ya no busquen a Dios a lo lejos, sino que Lo busquen y Lo encuentren dentro de sí mismos. Y si el ser humano reconoce el obrar de las fuerzas del más allá y establece una conexión con ellas, es posible que el Espíritu de Dios se exprese y presentará todo al niño escuchando de tal manera que lo acepte de buen grado y esté dispuesto para servir a Dios por los siglos de los siglos....
Amén
Traducido por Hans-Dieter Heise