1554 Confesión pública.... Apariencia poderosa sin timidez....
5 de agosto de 1940: Libro 25
Se requiere una devoción muy especial a Dios para actuar como su confesor y dar testimonio al mundo de Su amor y omnipotencia. No todo el mundo es capaz de dominar el miedo al poder terrenal. El hombre se vuelve tímido y temeroso, y su fe comienza a flaquear cuando el peligro le amenaza desde una perspectiva humana. Aunque pueda estar dispuesto, no tiene la fuerza interior y, por lo tanto, se verá envuelto en serios conflictos internos tan pronto como se emprendan acciones legales contra todos los creyentes celosos de la enseñanza cristiana.
Se esperan tiempos extremadamente turbulentos, y algún ser humano se sentirá obligado a proclamar la Palabra divina y aclarar a los humanos acerca de su estilo de vida terrenal equivocado. Y esto le traerá duros reproches por parte del poder terrenal, y entonces el hombre sólo podrá obrar para Dios en completo secreto.... Porque nunca se atreve a hacerlo en público. Y, sin embargo, sólo así se conseguirá el éxito, porque sólo una apariencia poderosa es capaz de convencer de la verdad de lo que proclama. Y así el hombre tendrá que hablar de Dios y Su obrar sin timidez y sin miedo, tendrá que confesar abiertamente para qué nombre lucha; tendrá que ser abierto sobre el asunto. Sólo tendrá que temer a Dios solo y, independientemente de los peligros terrenales, tendrá que defender con celo a Jesucristo como Redentor del mundo. Porque lo espiritual está completamente separado de todo lo terrenal.
Siempre son necesarios grandes shocks para que los humanos sean receptivos a las enseñanzas divinas. Esto los hace reflexivos y los facilita la aceptación de la enseñanza, que es de origen divino y permanece inalterable. Los humanos que aseguren la difusión de la Palabra divina estarán en Su bendición. Dios Mismo los conducirá a la lucha, a la lucha por difundir la enseñanza divina. Y donde Dios Mismo es el líder militar, la lucha siempre terminará en victoria. Porque el dará fuerza a los que luchan por Su nombre, y hablarán como con lenguas de ángeles, proclamarán todo para la gloria de Dios y no escatimarán esfuerzos para difundir la enseñanza divina, para que la humanidad llegue a comprender y todavía pida a Dios conocimiento en la última hora.
Y este tiempo de lucha costará todavía muchos sacrificios; el hombre primero rechazará todo, pero quien pida fuerza a Dios para conocer la verdad, la recibirá en abundancia. Porque tales hombres expresan su gratitud y se sacrifican por los muchos desafortunados que sólo ven la terrible miseria, pero no el éxito en términos espirituales. Y por eso se debe pedir con especial urgencia ahora mismo la fuerza de Dios, y los hombres deben dejar que su fe se fortalezca en sí mismos para poder participar en la lucha y, por tanto, obrar en el amor por el divino Señor y Salvador....
amén
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