Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/1450

1450 Desviar y reenviar la fuerza de Dios....

2 de junio de 1940: Libro 24

Innumerables seres vivos nacen a través de la omnipotencia del Creador divino, y estos seres ahora persiguen la tarea que el Creador les ha asignado. La actividad terrenal de estos seres es muy diferente, pero espiritualmente todos cumplen la misma tarea de alimentar todo con la fuerza divina lo que entra en contacto con ellos, cuyo deber consiste en desviar y reenviarla. Así que en cierto modo sirven como una estación intermedia.... son los recipientes colectores que se necesitan en la creación en general, para que la fuerza de Dios penetre en los rincones más oscuros, porque los seres vivos están en todas partes, incluso si son pequeñísimos y no siempre visibles a simple vista.

Pero no hay objeto que no esté poblado por estos seres vivientes, y como cada uno de estos más pequeños seres vivientes fue creado por la voluntad de Dios para cumplir una misión, y esa misión precisamente consiste en transmitir la fuerza de Dios que es necesaria para la vida terrenal, por lo que la actividad espiritual de estos seres debe ser de enorme importancia, es decir, ante todo el motivo del surgimiento de estos seres, ya que la fuerza de Dios se transfiere de un ser a otro, pero luego cada ser vivo se ajusta al plan divino de la creación y, por lo tanto, también está determinado para una actividad terrenal, que nuevamente beneficia a toda la obra de la creación.

No hay nada en la creación sin vida, ya que constantemente recibe fuerza vital de Dios. Esta fuerza tiene que acumularse en innumerables estaciones receptoras y ser redirigida a otras estaciones. Este proceso solo se puede mirar con el ojo espiritual, pero será comprensible para la gente en la descripción de un sistema de drenaje que primero colecta todo lo que fluye, para luego pasarlo de una manera que sirva al suelo, es decir, que la afluencia de fuerza nunca se desperdicia sin plan....

amén

Traducido por Hans-Dieter Heise