Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/0979
0979 Desarrollar capacidades espirituales a través de la práctica constante.....
24 de junio de 1939: Libro 18
En el deseo a la sabiduría divina también se refleja el amor al Señor, y el hombre, que se reconoce a sí mismo como un producto del amor divino, desea participar espiritualmente en la obra y el gobierno de la Deidad eterna, es decir, quiere captar con sus sentidos todas las maravillas de la creación y saber de cosas que son la propiedad espiritual más pura y, por lo tanto, solo pueden ser absorbidas con la chispa espiritual que se alberga en él. Así que solo se necesita un poco de práctica, y la voluntad del hombre logra cosas increíbles en términos espirituales. Cumplir con todas las obligaciones del cuerpo es también más o menos una cuestión de práctica, porque el hombre asume las habilidades en diferentes áreas esforzándose continuamente por ellas, y este es el propósito terrenal de formarse en la profesión que ha escogido para su vida terrenal.
Lo mismo ocurre con todas las capacidades espirituales, que también pueden desarrollarse en alto grado y que llevan al éxito de poder entrar extraordinariamente profundo en áreas espirituales y, por lo tanto, aumentar el saber espiritual a través de la práctica constante. Este esfuerzo presupone siempre el amor a Dios, porque el hombre siempre quiere poseer lo que le parece deseable. Y a través de su deseo por el bien espiritual, confiesa que su alma y su espíritu se sienten atraídos por la Divinidad, Cuyo producto del amor es desde la eternidad. Sin embargo, a quien el amor para Dios no es inherente, cuyos sentidos no desean la sabiduría de Dios..... Se dirigen hacia al mundo con sus ventajas terrenales. El hombre desea la fama y el honor, los bienes terrenales y el conocimiento terrenal, y en ello encuentra el cumplimiento de su anhelo.
Y a la inversa, el mundo parecerá rancio para el hombre, que ha probado la verdad espiritual..... Porque su anhelo por ella aumentará cuanto más se satisfaga, pero los bienes terrenales le parecen poco atractivos y sin valor. Y el amor a Dios, a su Creador, desplazará del corazón todo lo que estuvo escondido en él, y el más mínimo alimento espiritual será para él mucho más gozo que todas las alegrías del mundo, porque su corazón ya no es capaz de reconocerlas como tales una vez que ha encontrado su felicidad en la presentación de la sabiduría celestial y se le permite saciar inmediatamente su hambre por ello por la gracia del Señor..... Porque quien persiste en el amor por Él, su espíritu puede llevar a cabo el vuelo hacia arriba cuantas veces quiera..... siempre será atendido por el amor divino..... Amén
Traducido por Hans-Dieter Heise