Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/0738
0738 (Continuación al No. 0737) Leyes de la naturaleza.... Transformación y explotación abusiva de la tierra....
8 de enero de 1939: Libro 15
En el futuro, probablemente se promoverá toda reorganización, y se tratará de sacar las consecuencias presentando todos los daños que se produzcan como inevitables para la necesidad de la vida, pero esto solo será posible hasta que se manifiesten las consecuencias más graves que son amenazantes para la vida de los humanos. Porque el mal menor es la carencia, pero querer remediar esto poniendo en peligro la vida, eso va en contra del orden divino y por lo tanto contra las leyes de la naturaleza.
Por lo tanto, el Señor advierte contra cualquier intervención violenta en Su obra de creación si las personas no quieren entregarse a sí mismas a la destrucción; y es mucho más aconsejable contentarse con poco y no querer quitar los productos de la tierra en exceso, porque si esto sólo pasa por aumentar los bienes terrenales, el divino Creador no dará Su visto bueno, porque tal esfuerzo no sería constructivo, sino destructivo y, por lo tanto, debe tener un efecto desventajoso para la humanidad.
Sin embargo, si basáis todas vuestras acciones y vuestras decisiones únicamente en la preocupación por el bienestar de la humanidad.... de modo que solo se cubran las necesidades de la humanidad mientras que ponéis vuestra propia ventaja terrenal en un segundo plano, entonces la voluntad de amar del Creador se activará y se esforzará por reponer lo que fue quitado de la tierra para el bien de la humanidad, porque entonces las personas no actúan por su propia voluntad sino por la voluntad de Dios, y esto no es una ofensa contra las leyes de la naturaleza, sino que corresponde completamente al orden divino.
El curso del mundo demostrará que toda destrucción tiene su origen en una codicia insaciable por las posesiones terrenales y que la voluntad de Dios se detiene allí donde se ha llegado a un cierto límite si Él no quiere que la humanidad caigo por completo en la ruina. El hombre, por lo tanto, nunca puede actuar contra las leyes divinas con impunidad si no quiere ponerse en peligro a sí mismo y a sus semejantes en cuerpo y alma....
(Interrupción)
Traducido por Hans-Dieter Heise