Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/0732
0732 Confiar en Dios... Preocupaciones terrenales.... “Señor, hágase tu voluntad”
2 de enero de 1939: Libro 15
Y si sois conscientes de que el Padre os protege estaréis libres de cualquier peso terrenal, y el deseo de alimento espiritual aumentará en vosotros y la resistencia del exterior se disminuirá. Y, por tanto, todos los hombres deberían tener cuidado de poner sus preocupaciones en un segundo plano y entregarse conscientemente al Señor, Quien dirige cada acontecimiento de acuerdo con Su voluntad y con la sabiduría divina, y por lo tanto, solo exigís protección espiritual, pero la protección corporal se otorga a vosotros también, si solo confiáis.
Porque solo ahora reconocéis la guía de arriba.... Sois capaces de manejar todo si os entregáis voluntariamente al Señor.... Él, que os manda todo, igualmente puede quitároslo nuevamente, ya sea dolor o alegría, enfermedad y preocupación o suerte. A medida que lo recibáis, os será útil.... Si sois sumisos, así también estáis seguros de la bendición, pero resentimiento o rebelión no pueden producir el resultado que se requiere para vosotros y la salvación de vuestra alma, y ahora tenéis que aguantar aún más hasta que hayáis reconocido el sentido de la misión desde arriba y encajáis de buena gana.
Por lo tanto, recordad en todo sufrimiento que todavía tenéis que soportar esto por vuestro propio bien, siempre y cuando aún no hayáis alcanzado el estado de madurez. Cada advertencia de este tipo se basa en una necesidad, que probablemente no querréis ver, pero que obliga al Padre celestial a intervenir porque es para vuestro bien. Y cuanto más paciente y devotamente os sometéis a la voluntad del Señor, más rápido se os quitará toda calamidad, porque Él que os manda esto también se os quitará cuando haya llegado el momento.
La parte viva es el amor del Señor, pero quien está muerto en espíritu, no reconoce el amor de Dios.... pero el amor de Dios siempre se expresa donde la vida está en peligro.... El que quiere vivir, no debe perecer, y quien esté en peligro de caer en el sueño debe ser impedido.... Y vivirá todo espíritu, que siempre reconoce la guía de Dios en cada situación de la vida, en las penurias y las molestias de la vida cotidiana.... el que siempre ora: “¡Señor, hágase tu voluntad en el cielo y en la tierra!”
Amén
Traducido por Hans-Dieter Heise