Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/0707
0707 Actividad de las criaturas... La fuerza creadora... Libre albedrío...
11 de diciembre de 1938: Libro 15
Ved y entended que todas las criaturas se subordinan a la voluntad de Dios, y luego tratad de aclararos cuán poco contribuye la propia voluntad del ser humano a moverse en el orden de Dios, y por otro lado cuán multifacético puede actuar a través de esta voluntad, es decir, qué amplio campo de actividad se le abre en la tierra... Cómo una y otra vez el ser humano es elegido para moldear el exterior de la tierra como mejor le parezca, cómo Dios siempre le da el poder creativo y como este puede desarrollarse en todos los sentidos con la correcta aplicación de su libre albedrío. Como él mismo es creativamente activo, por así decirlo, en la medida en que corresponde a las capacidades humanas.
Es cierto que el consentimiento de Dios debe acompañar en todas partes a la voluntad creadora del hombre, pero Dios respetará en lo posible la libertad de la voluntad, por lo que también surgen obras que no pueden encontrar pleno consentimiento porque violan sus mandamientos o el orden divino... o no para conservar lo que ya existe, sino que sirven más para destruirlo... o se basan en cierto egoísmo o codicia material.
Donde el ser humano puede disponer plenamente de su voluntad y, por lo tanto, está muy por delante de la criatura, debería usarla sabiamente y tratar con es don de libertad de tal manera que deje toda acción al Señor de antemano... como resultado su pensamiento y voluntad estarán debidamente dirigidos, y no correrá el riesgo de violar el orden divino.
Lo que es evidente en la naturaleza y se puede observar una y otra vez en todas las criaturas es la uniformidad de la actividad asociada a toda obra de creación, y así el ser humano considera lo mismo... que trate en la medida de lo posible de formarse a sí mismo y a su impulso creativo de manera que no se fragmente en una actividad que trae poco o ningún beneficio a la humanidad. La disposición a servirla es siempre un factor muy valorado, y una y otra vez hay que concienciar al ser humano que el amor debe ser el principio de todas las actividades terrenales... Entonces toda acción del libre albedrío siempre corresponderá a la voluntad de Dios...
Tiene entonces una ventaja sobre la criatura, que su desarrollo superior es su propio mérito, porque ha usado su libre albedrío para el progreso del alma. La actividad de toda criatura en la tierra está predeterminada, y la cumple porque no puede vivir de otra manera, que no sea la voluntad de Dios... mientras que el ser humano tiene tantas posibilidades infinitas en la vida terrenal, que consisten en diversas actividades y él es completamente libre de vivir en la voluntad del Señor, de someterse a Él o de actuar en contra del orden divino. La capacidad de juzgar se da a cada uno para reconocer la voluntad del Señor, porque de otra modo no se podría hablar de una voluntad realmente libre.
La voluntad solo es completamente libre cuando la persona es consciente tanto de lo uno como de lo contrario y ahora puede hacer lo que le parezca conveniente... Tampoco dudará nunca de lo que es bueno o malo y, por lo tanto, lo que agrada a Dios o lo que no corresponde a Su voluntad... Se someterá, pues, a la voluntad de Dios, que sólo se esfuerza siempre por crear y obrar con todo amor y en beneficio de sus semejantes. A éste Dios lo apoyará con Su ayuda y aumentará y fortalecerá el conocimiento, la actividad y la voluntad de amar, y tal persona cumplirá la voluntad del Señor en cada acción y cada pensamiento... y su voluntad estará siempre sometida al Señor...
amén
Traducido por Hans-Dieter Heise