Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/0674
0674 Exámenes como medidor del grado de amor...
19 de noviembre de 1938: Libro 14
Los exámenes que el señor os manda son al mismo tiempo también el medidor del grado de amor, porque la forma en que los superas y los afrontas expresa el amor por el divino Salvador. Y las oportunidades que pierdes, en las que puedes servir al Señor, son siempre también una pérdida de Su amor, porque el Señor está presente en toda obra de amor y por eso siempre se queda allí donde se realizan acciones o sacrificios por amor a Él. Y así cualquier omisión también pondrá en entredicho la presencia del Señor. La Deidad se expresará en el amor más profunda en cualquier momento, así que sólo el corazón del niño terrenal está igualmente dispuesto a amar. Pero todo pensamiento que se aparte de la única tarea del hombre, también resultará en una disminución del amor del Salvador, y tal hijo deberá entonces luchar para ser acogido de nuevo en el amor pleno por el Señor.
Porque solo hay una cosa que vale, hacer todo lo posible para ganar el cariño del Señor... Y de esto puedes estar seguro de que la voluntad del niño terrenal debe someterse al Señor con mayor celo Para que el Señor deba tomar posesión de él y su corazón se convierte en una morada permanente del Señor. Por eso vuestro esfuerzo debe ser en primer lugar. Es por eso que vuestro esfuerzo en primer lugar debe ser, siempre resplandecer de amor por el Señor, siempre reconociéndolo como lo más importante en la vida y, por así decirlo, dejando todo lo demás atrás para permanecer activos sólo por el Señor, y a través de esto el éxito es seguro para el niño terrenal...
Porque las tentaciones son muchas, y sin embargo el ser humano puede resistirlas si se confía íntimamente al Señor y se encomienda a Él y a Su gracia, y esto especialmente en las horas de lucha consigo mismo. Y la oración íntima será siempre un arma contra una debilidad interior, lo que significa el mayor peligro para el hombre. Pero si sois conscientes de vuestro verdadero destino en la tierra, superaréis todas las tentaciones y os entregaréis sin reservas al divino Salvador y así también permaneceréis en Su amor...
amén
Traducido por Hans-Dieter Heise