Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/0626
0626 Vida emocional del hombre.... Confianza en Dios....
18 de octubre de 1938: Libro 13
Hay mucho escondido en las profundidades del sentimiento humano y no podéis comprender la maravilla del “ser humano” desde vuestro propio juicio. Y, sin embargo, nuevamente os falta la firme confianza en Dios.... Si aplicáis la vara de medir únicamente a los hechos cotidianos, pronto tendréis que reconocer que la vida emocional del hombre es muy diferente. Lo que a uno deprime sin medida es fácilmente soportable para otro y lo que uno supera en poco tiempo puede atormentar a otro por mucho tiempo. Todos los seres humanos son creados iguales, pero la vida emocional es diferente....
El alma está equipada, por así decirlo, con diferentes tipos de fuerza de resistencia a las cosas paramente externas, dependiendo de cómo las etapas anteriores de encarnación hayan aumentado esta resistencia. Sin embargo, la falta de fuerza de voluntad se puede adquirir muy fácilmente en la vida terrenal a través de la confianza en Dios, y por lo tanto, todo el sufrimiento en la tierra también se puede reducir cuando se estable una fuerte confianza en Dios.... Todos los sufrimientos entonces solo pueden ayudar a refinar la propia vida interior, para que todo sentimiento afectivo aflore y no se preste tanta atención al sufrimiento físico, porque la esperanza de la ayuda de Dios es consuelo en las horas difíciles.
La preocupación constante del Padre es el ennoblecimiento del alma, y Sus medios son a menudo tales que parecen duros y desamorados por fuera, pero son verdaderos bálsamos para el alma.... que tienen un efecto benéfico en la vida interior de la persona y así el sufrimiento también puede ser una bendición. Si el ser humano se da cuenta en los momentos de angustia que Dios le ha dado la fuerza para superar todo sufrimiento, entonces aceptará de nuevo el sufrimiento con devoción y sólo pedirá la ayuda divina con la firme creencia de que será escuchado. Porque el amor del Padre es grande, Él cura todas las heridas en el momento oportuno. Y así, según la más alta sabiduría, Sus instrucciones nunca perjudicarán al hombre, sino que el alma agradecerá eternamente a su Creador....
amén
Traducido por Hans-Dieter Heise