Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/0439

0439 Flores - Transformación de los seres

28 de mayo de 1938: Libro 9

Considerad el jardín del Señor como una de sus más preciosas creaciones. Una gran cantidad de las más diversas flores manifiestan su Fuerza creadora inspirada por su gran Amor. Cada vez que los portadores de vida se visten con la materia, la Voluntad de Dios les asigna una forma en la cual pueden morar y actuar. Igualmente, a todos aquellos seres a los que la Fuerza de Dios impone una actividad en la manifestación, se les asigna nuevamente cada vez una forma apropiada a su actividad. Todo lo que en el mundo existe tiene que perdurar; pues no hay aniquilación definitiva de un ser. El que incontables seres tengan una vida muy corta es una condición elemental para que luego puedan continuar en esa cadena infinita del desarrollo por etapas, cada vez en formas nuevas. A ello se deben los cambios tan rápidos en la naturaleza, la aparición y desaparición de todos los seres vivos....

Todos aquellos seres que el Padre del universo determinó como portadores del Espíritu divino en la flora, se visten como plantas de color girasol. A los seres espirituales creativos les encanta poder manifestarse en el mundo creando las más diversas formas. El deber de cada uno de estos seres es animar la forma respectiva hasta que él madure suficientemente para poder luego animar una forma nueva, contribuyendo así a la realización de la Creación conforme la Voluntad de Dios, aunque sea de manera inconsciente y pasiva. El continuo cambio de formas va acompañado por tareas cada vez mayores, y los seres en cuestión se alejan cada vez más de las tendencias que todavía los quieren arrastrar hacia abajo. En cada una de las nuevas formas tienden más hacia la luz. Cada una de estas formas tan diversas es una maravilla, pero la inteligencia humana, como no es capaz de entenderlo, ni siquiera les presta atención. ¿Dónde se habrá manifestado el gran Amor de Dios más que en la Creación tan variada de todo aquello que por todas partes cubre la Tierra, en el campo, en la selva, en las montañas o en los valles, en el suelo o en el aire? Todo aquello que el Señor expone a la vista es una inconmensurable obra de Dios. Tan sólo en la creación de esa diversidad de flores se oculta un sentido tan profundo que cada una de ellas debiera invitar al hombre a la meditación. Tened presente quienes pasáis con indiferencia ante las flores sin reconocer su valor, que todos habéis recorrido ese camino y que sólo habéis adoptado vuestra forma actual recientemente, después de haber luchado mucho en vuestro camino evolutivo. Y tened presente que en aquellos tiempos, para participar en la realización de la Creación conforme a la Voluntad de Dios, sólo pudisteis ser introducidos en la Tierra materializándoos en formas tan primitivas. Por eso en cada flor, en cada tallo de hierba, ¡alabad al Creador del Cielo y de la Tierra!

Amén.

Traducido por Meinhard Füssel