Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/0394
0394 Vida mundial.... Fe.... Amor de Dios....
2 de mayo de 1938: Libro 9
Todo llega como el Señor lo decreta.... Mientras el ser humano permanezca inactiva, su alma no podrá desarrollarse. No puede librarse de sus ataduras y sigue siendo lo que era al principio de su encarnación en la tierra.... un ser que no ha sentido los beneficios de la luz en sí mismo.... En sí misma la vida del mundo es de poco valor y, sin embargo, es vista como lo principal en la vida y una lucha por la vida de este mundo impide que el alma pueda pasar por la escuela espiritual.
Y así nunca podrá hablar de un progreso a menos que este se exprese de tal manera que se vuelva cada vez más ligero en el alma.... Entonces el brillo del mundo se desvanece ante esta luz y el ser humano ha vencido tan pronto como se haya librado de las ataduras del mundo.... y se ha ganado una fe inquebrantable y ahora puede producir una transformación de todo el ser. Una y otra vez las fuerzas del mal intentarán provocar una apostasía.... pero el ser humano debe mantenerse fuerte en la fe y pedir ayuda al Señor, entonces el alma será redimida por el gran amor del Salvador, que se expresa donde el niño terrenal no se aparta de la Palabra de Dios y donde con toda sencillez de corazón se confiesa como hijo al Padre....
El amor del Señor es in conmensurable.... llega a extensiones infinitas.... abraza a innumerables seres.... y hace felices a los que son profundamente devotos al Salvador.... Así que el amor del divino Padre corteja incesantemente a Sus hijos en la tierra.... y ningún humano comprenderá esto mientras esté todavía en la tierra, cómo la gracia de Dios se adquiere a través del amor y cómo esto luego vuelve a poner a los humanos en el camino correcto.... como también de este amor se desarrolla una sumisión a la voluntad de Dios y cuán curativas son las Palabras del Señor, que el hijo dispuesto puede aceptar luego.... Todo esto debe dar una fuerza al humano, que le permita ir más lejos y con seguridad el camino hacia la patria eterna....
amén
Traducido por Hans-Dieter Heise