Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/0355
0355 Se comunica un espíritu querido
30 de marzo de 1938: Libro 8
Todos los que están a tu alrededor te saludan. Hay uno entre nosotros cuyo corazón está muy unido a ti. Ha pensado todo el día en ti y le tienes muy cerca. Y ahora es feliz por la comunicación que le va a ser concedida:
«Querida mía, hoy tus pensamientos han estado todo el día conmigo y percibo la fuerza que irradia de ti. Quiero comunicarte algo que te interesará. Aquí os esperan muchos sustos a todos los que aun vivís en la Tierra. Aunque el hombre puede prepararse estando todavía en ella de manera tal que la entrada en el Más Allá sea para él un acontecimiento feliz. Piensa que me está permitido morar en campos de luz en los que sólo me faltas tú. En tu vida terrenal recibes inmensamente la Gracia del Señor y, sabiéndolo, también mi vida aquí, en el Más Allá, se ha vuelto hermosa. Mi activa misión me gusta, y puedo estar mucho tiempo a tu lado. Observo todo tu trabajo y cuando puedo te hago señales, porque todo este trabajo tuyo espiritual testimonia el Amor tan sumamente grande del Salvador hacia los hombres. Yo le doy continuamente las gracias por haberte dirigido al buen camino. Todos los que nos encontramos a tu alrededor, queremos apoyarte en los días conflictivos y cuando tengas que librar luchas interiores. Siento tu proximidad, querida, y para despedirme te ofrezco unas rosas amarillas. Espérame pasado mañana.... ».
Aquí hay muchos que te rodean; también mi espíritu está cerca de ti. El día de hoy es muy importante, hija mía, porque la gran Bondad del Señor nos permite que te protejamos, tarea que nos hace felices a todos. Pues leemos tus notas y ganamos mucho con ello. Como ahora el Señor nos ha dado permiso para intervenir en tu vida terrenal y ayudarte cuando haga falta, somos muy felices, porque así podemos participar en tu actividad espiritual. Cuidamos el trabajo de tus manos para que te encuentres muy relajada cumpliendo tu misión espiritual. Y cuando tu oración fervorosa llega al Padre celestial, la ayuda por parte del Cielo está asegurada. Ahora nos despedimos y rogamos al Padre que te bendiga.
Amén.
Traducido por Meinhard Füssel