Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/0196

0196 «Con la misma medida que midáis, seréis medidos»

23 de noviembre de 1937: Libro 5/6

Comienza, hija mía: Admitir que sin la ayuda del Padre no puedes conseguir nada en ninguna situación de tu vida, hará que siempre actúes bien y que continúes poniendo la mirada en el Padre. Dios dio la siguiente máxima: «Con la misma medida que midáis seréis medidos». Y con ella dio a los hijos del mundo el mandamiento de amar al prójimo. Todos sabemos que en la Tierra resulta muy difícil cumplirlo, porque en la vida terrenal del hombre el amor es todavía muy desconocido. Pues nadie considera a su prójimo como hermano sino más bien sospecha en él un adversario. Por eso cuesta un gran esfuerzo acercarse con amor a otras personas tal como el Señor os lo exige, esfuerzo bendito si tenéis en cuenta que todos sois hijos de Dios y que en vuestro interior sólo debería haber amor mutuo, y no hostigamiento recíproco o indiferencia. Esta es una ley del Padre que os será aplicada en la misma medida que la apliquéis a vuestros semejantes. Que todo lo que el Padre os da, os sirva para darlo igualmente a vuestro prójimo, conscientes siempre de que sois hermanos, y el Amor del Padre procurará uniros a todos. Por eso, no hagáis nunca oídos sordos a los ruegos que os formulen, ni los desatendáis, por pequeños que sean.

Con la vida terrenal el Padre os da la oportunidad de practicar el amor al prójimo, porque en el Más Allá el amor es el mandamiento más importante y todos obran únicamente para los demás. Y si en la Tierra no habéis sembrado el amor, en el Más Allá las consecuencias os pesarán severamente: ¡en vano esperaréis en las tinieblas que el efecto del amor os traiga la Salvación! Todas las buenas acciones que hagáis en la Tierra están bendecidas por Dios y en el Más Allá darán múltiples frutos; cada cual cosechará lo que sembró y tendrá la recompensa de su amor en la Tierra recibiendo amor por parte de nuestro Señor y Salvador. Porque Dios es el Amor, y poder vivir alrededor de su Amor significa bienaventuranza eterna.

Amén.

Traducido por Meinhard Füssel