Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/0186
0186 La pura Verdad – Señales - Milagros
18 de noviembre de 1937: Libro 5/6
Vendrán tiempos en que te será revelado lo que el Señor, en su Amor, te ha preparado. Para entonces debes poder creer tan profundamente que ni la menor duda ha de rozar tu corazón. En ello radican todos nuestros esfuerzos: en proporcionarte tanta firmeza con nuestras revelaciones que asimiles como verdad todo lo que te ofrecemos. Sé consciente que todo lo que el Señor te manda revivifica tu espíritu, que has podido encontrar consuelo en sus palabras en innumerables ocasiones, que todo lo que el Salvador te ha revelado ha sido según tu capacidad de comprensión. Y aún culminará su obra con dones que te iniciarán en la Verdad más profunda y que te proporcionarán conocimientos espirituales en los cuales reconocerás la grandeza de su Amor y su Poder.
Anhela esta fe profunda que es la base de tu futura actividad. Y ahora está preparada para la recepción: Las enseñanzas de Dios existen desde siempre, y siempre el Señor encuentra quienes le sirven y le ayudan a divulgarlas entre la humanidad. Pero menos dispuestos a aceptarlas están lo oídos y los corazones de los hombres. ¡Los milagros que el Señor ya hizo! Aunque pocas veces fueron reconocidos como tales. En tiempos de Cristo se realizaron milagros y más milagros, pero incluso entonces sólo hubo muy pocos que se inclinaron a Él, porque el hombre está endurecido por la influencia del maligno y le hace más caso que a su Creador. ¡Bienaventurado aquel que abre su corazón a todo lo que viene de arriba, quien con fe en el Salvador pone su actividad en la Tierra al servicio del Señor! A todos ellos el Señor los iluminará y les dará la fuerza de actuar conforme a su voluntad, para salvar las almas de los hijos del mundo.
Del mismo modo también tú experimentarás un progreso continuo si cumples cada día con tu encargo. El hecho que recibas las palabras del Señor te sirve como garantía de que Él está contigo con su Gracia, y que te bendice. Hay que aceptarlo todo con humildad, disposición y devoción, y cumplir los mandamientos del Señor, y cada vez se consolidará más la fe que te elevará a las alturas.
Amén.
Traducido por Meinhard Füssel