Kundgabe mit Übersetzung vergleichen

Weitere Übersetzungen:

Willige Annahme der göttlichen Gaben.... Widersacher....

Vermessen wäre es, die Gnade Gottes nicht anzunehmen, die Er den Menschen so liebreich bietet, um sie zu erretten aus geistiger Not.... vermessen wäre es, so die Gabe vom Himmel erkannt würde als solche und dennoch abgewiesen.... Aber es ist der Geisteszustand der Menschen ein finsterer, und es wütet der Gegner Gottes unter ihnen, der das Denken trübt und sie Gott abwendig zu machen sucht. Und seinem Einfluß gelingt es, die Menschen zu bestimmen, sich ablehnend den Gaben des Himmels gegenüber zu verhalten. Denn seine Macht ist sehr groß und der Menschen Wille geschwächt. Und selbst der ringende Mensch unterliegt oft seinem Einfluß, weil ihm die innige Hingabe, das bedenkenlose Vertrauen an Gottes Schutz und Hilfe fehlt, weil er die Kraft Gottes nicht widerstandslos auf sich wirken läßt und weil jeder Widerstand sein klares Urteilsvermögen trübt. Es ist eine scheinbare Stärke des Willens und doch ein äußerst geschwächter Wille, der nicht vermag, den Widerstand aufzugeben, weil er aufs äußerste bedrängt wird von den Kräften, die ihn verderben wollen. Die geistigen Gaben, die Gott den Menschen darbietet, müssen zu Gott hinführen, sowie deren Kraft dem Menschen zuströmt, was jedoch nur die willige Annahme dieser bewirkt. Und diese Kraft äußert sich in friedvoller Erkenntnis. Es ist der Mensch, der bisher ein Suchender war, sich bewußt, daß er das Gesuchte gefunden hat, und er ist beglückt von dieser Erkenntnis, die ihm viele Fragen löst und ihm die innere Ruhe des Geborgenseins am göttlichen Vaterherzen gibt. Göttliche Gabe muß auch einen wahrhaft göttlichen Einfluß ausüben auf die Menschen, sie muß zur Liebe, Sanftmut und Geduld, zur Barmherzigkeit und Friedfertigkeit erziehen. Jedoch darf ihrem Einfluß nicht gewehrt werden durch Nicht-Anerkennen des göttlichen Ursprungs, ansonsten die Gnadengabe Gottes den Menschen in seiner Glaubens- und Willensfreiheit beschränken würde. Die Kraft aus Gott kann nur dort wirksam werden, wo sie geöffneten Herzens empfangen wird, wo sie begehrt, also auch anerkannt wird. Und so werden unzählige Fäden vom Jenseits zur Erde unbeachtet gelassen, es strömen Kräfte zur Erde, die unsagbar befreiend auf die Menschen wirken könnten, so ihnen Eingang gewährt würde. Doch menschlicher Wille verschließt sich dagegen, und es ist dieser Widerstand nicht gewaltsam zu brechen, es muß der Wille des Menschen selbst tätig werden, er muß bereit sein, das Gute auf sich wirken zu lassen, und durch diese Bereitschaft den Kräften der Finsternis sich entziehen. Er muß wollen, daß ihm Wahrheit zugehe, daß er zum Erkennen komme, und sich in diesem Willen vertrauensvoll der höchsten Kraft überlassen, daß Sie ihn lenke und beschütze vor jeglichem Irrtum.... Der Mensch aus sich vermag nichts, doch so er den Beistand Gottes erbittet, wird ihm Licht werden in geistiger Not.... und dann weiset er nicht mehr zurück, was ihm als göttliche Gabe geboten wird durch Gottes große Liebe....

Amen

Übersetzer
Dies ist eine Originalkundgabe von Bertha Dudde

Aceptación voluntaria de los dones divinos.... Adversario....

Sería presuntuoso no aceptar la gracia de Dios, que tan generosamente ofrece a los humanos para salvarlos de angustia espiritual.... Sería presuntuoso si el don del cielo fuera reconocido como tal y sin embargo rechazado.... Pero el estado espiritual de los humanos es oscuro, y el adversario de Dios se enfurece entre ellos, nublando su pensamiento y tratando de alejarlos de Dios. Y su influencia logra influir en los humanos para que se comporten negativamente hacia los dones del cielo. Porque su poder es muy grande y la voluntad del humano es debilitada.

E incluso el ser humano mismo que lucha a menudo sucumbe a su influencia porque le falta la devoción sincera, la confianza inquebrantable en la protección y la ayuda de Dios, porque no permite que el poder de Dios actúe en él sin resistencia y porque toda resistencia nubla su juicio claro. Es una fuerza aparente de la voluntad y, sin embargo, una voluntad extremadamente debilitada que no es capaz de renunciar a la resistencia porque está presionado al máximo por las fuerzas que quieren destruirlo. Los dones espirituales que Dios ofrece a los humanos deben conducir a Dios, así como cuya fuerza fluye hacia al humano, lo cual, sin embargo, sólo resulta si se acepta voluntariamente. Y esta fuerza se expresa en la cognición pacífica.

El humano que anteriormente ha sido buscador es consciente de que ha encontrado lo que buscaba y está feliz por esta cognición, que le resuelve muchas preguntas y le da paz interior de estar seguro en el corazón del divino Padre. Los dones divinos también deben tener una influencia verdaderamente divina en los humanos; debe educar a los humanos en el amor, mansedumbre, paciencia y a la misericordia y pacifismo. Sin embargo, no se debe resistir su influencia sin reconocer el origen divino, de lo contrario el don de la gracia de Dios restringirá la libertad de creencia y la voluntad de los humanos.

La fuerza de Dios sólo puede ser eficaz donde se recibe con el corazón abierto, donde se desea y, por tanto, también se reconoce. Y así pasan desapercibidos innumerables hilos que van del más allá a la Tierra; hacia la Tierra fluyen fuerzas que, si se las permitiera entrar, podrían tener un efecto indescriptiblemente liberador en los humanos. Pero la voluntad humana se cierra contra esto, y esta resistencia no puede ser quebrantada por la fuerza, la voluntad del ser humano mismo debe activarse, debe estar preparado para dejar que el bien actúe sobre él y a través de esta voluntad retirarse de las fuerzas de las tinieblas. Él tiene que querer que le llegue la verdad, que llegue al conocimiento, y en esta voluntad se entrega confiadamente al Poder supremo, para que éste le guíe y le proteja de todo error.... El ser humano no puede hacer nada por sí solo, pero tan pronto como pide el apoyo de Dios, le llegará la luz en la necesidad espiritual.... y entonces ya no rechazará lo que se le ofrece como un don divino a través del gran amor de Dios....

amén

Übersetzer
Übersetzt durch: Hans-Dieter Heise