In geistige Abhängigkeit geraten die Menschen, so sie sich von Mitmenschen in eine Geistesrichtung hineindrängen lassen, die von ihnen ein widerspruchsloses Annehmen ihrer Lehren fordert, die also den Menschen seiner geistigen Freiheit beraubt. Es soll der Mensch wohl Kenntnis nehmen von ihr, jedoch ohne Zwang eine jede ihm gebotene Lehre verwerten dürfen, er soll unbeeinflußt bleiben und sich völlig frei entscheiden für oder gegen diese Lehre. Die geistige Freiheit darf nicht angetastet werden, und in geistiger Freiheit bleibt der Mensch so lange, wie er nach keiner Richtung hin durch Zwang oder Drohungen beeinflußt wird, sich zu entscheiden. Sowie ihm zeitliche oder ewige Strafen angedroht werden, ist seine Entscheidung schon insofern ungünstig beeinflußt, als daß er sie von Furcht getrieben trifft, und dann ist sie hinfällig vor Gott. Es soll dem Menschen wohl die Auswirkung des rechten wie des falschen Erdenwandels vor Augen gestellt werden, doch niemals darf dafür der Ausdruck Strafe oder Lohn gebraucht werden, sondern es muß ihm klargemacht werden, daß es in seiner Macht liegt, sich das jenseitige Leben schön oder unerträglich zu gestalten, daß er selbst also den Zustand in der Ewigkeit bestimmt durch seinen Lebenswandel, daß er unvergleichlich Herrliches sich selbst schaffen kann, daß er sich aber auch selbst ein dürftiges, qualvolles Los bereiten kann durch seinen Willen, aber niemals sein Los im Jenseits eine von Gott über ihn verhängte Strafe oder eine Belohnung ist.... denn er soll niemals um des Lohnes willen zur Höhe streben, wie auch niemals die Furcht vor Strafe sein Wollen und Handeln bestimmen darf. Sowie nun aber des Menschen Gedanken so gelenkt werden durch Glaubenslehren, daß er sein Leben unter einem gewissen Zwang führt, daß er also vorgeschriebene Handlungen oder auch Liebeswirken nur ausführt, weil sie ihm gewissermaßen zur Pflicht gemacht werden, weil deren Unterlassung als Sünde hingestellt wird, die ihm Strafen einträgt in der Ewigkeit.... wenn er sich durch Ausübung solcher Handlungen einen Lohn in der Ewigkeit zu erringen sucht, so ist sein Handeln nicht mehr als freier Wille zu betrachten, es ist der Mensch vielmehr in einer geistigen Abhängigkeit, die ihn vorschriftsmäßig erfüllen läßt, was aus eigenem Antrieb, ohne Furcht vor Strafe und ohne Hoffnung auf Lohn getan werden soll. Es soll der Mensch immer bedenken, daß er sich in einem unerlösten Zustand befindet, aus dem er sich frei machen soll und auch kann, wenn er den Willen dazu hat, daß er selbst sich sein Los in der Ewigkeit gestaltet, daß niemals aber Gott ihn mit Strafe belegt oder ihn belohnt für das, was er tun oder lassen soll zu seiner eigenen Erlösung. Gott läßt dem Menschen vollste Freiheit, und Strafe oder Lohn wäre schon eine Freiheitsbeschneidung für den Willen des Menschen. Dieser selbst gestaltet sich sein Los nach seinem Willen, und nur das soll ihm vor Augen gestellt werden, daß das Erdenleben sich in der Ewigkeit auswirkt, auf daß er nicht verantwortungslos sein Leben dahinlebt.... Wird aber ein geistiger Zwang ausgeübt, dann schaltet sein freier Wille insofern aus, als daß dieser durch Furcht oder Hoffnung ersetzt wird und dann die guten Taten nicht als Liebeswirken zu bewerten sind, denn der völlig freie Wille dazu ist erste Bedingung. Jede gute Tat soll von Liebe getragen sein, und die Liebe läßt sich nicht bestimmen weder durch Furcht noch durch Hoffnung auf einen Vorteil. Darum soll den Menschen auch nur die Liebe gepredigt werden, niemals aber Liebeswirken zwangsweise gefordert werden, was aber der Fall ist, wenn der Mensch durch Androhung von zeitlichen oder ewigen Strafen bestimmt wird in seinem Handeln und Wollen. Die Liebe ist nicht durch irgendwelchen Zwang zu erwecken.... sie muß im Herzen sich entfalten und den Menschen antreiben zu allem, was er denkt und tut, dann bleibt der Wille frei, und sein Handeln und Denken hat Wert vor Gott....
Amen
ÜbersetzerLas personas entran en dependencia espiritual si se dejan empujar hacia una dirección espiritual por sus semejantes, lo que les obliga a aceptar sus enseñanzas sin contradicción, robando así a las personas de su libertad espiritual. El hombre ciertamente debe tomar nota de ella, pero que se le permita rechazar cualquier enseñanza que se le ofrezca sin coacción, debe permanecer libre de influencia y decidirse con total libertad a favor o en contra de esta enseñanza.
La libertad espiritual no debe ser tocada, y el hombre permanece en libertad espiritual mientras no sea influenciado en ninguna dirección por coerción o amenazas para tomar una decisión. Tan pronto como es amenazado con castigos temporales o perpetuos, su decisión ya es influenciada desfavorablemente en la medida en que la toma impulsado por el miedo, y luego es nula ante Dios.
Los efectos tanto del caminar terrenal correcto como incorrecto deben quedar claros para el hombre, pero la expresión castigo o recompensa debe usarse para ello, sino que debe dejarle en claro que está en su poder de formarse la vida en el más allá hermosa o insoportable, que él mismo entonces determine el estado en la eternidad a través de su estilo de vida, que él mismo pueda crearse cosas incomparables maravillosas, pero que también pueda preparase una suerte pobre y dolorosa a través de su voluntad, pero su suerte en el más allá nunca es un castigo o una recompensa impuesta por Dios.... porque nunca debería esforzarse hacia arriba por la recompensa, así como el miedo al castigo nunca debe determinar su voluntad y acción.
Pero tan pronto como el pensamiento del hombre está guiado por las doctrinas de la fe de tal manera que lleva su vida bajo una cierta compulsión, que solo realiza actos prescritos o actos de caridad porque en cierta medida le son hechos un deber, porque su omisión se presenta como un pecado, lo que le otorga castigos en la eternidad.... si busca lograr una recompensa en la eternidad al realizar tales acciones, entonces sus acciones ya no deben considerarse como libre albedrio, sino que la persona se encuentra en una dependencia espiritual que le deja cumplir según normativa, lo que debería hacerse por su propia voluntad, sin temor al castigo y sin esperanza de recompensa.
El hombre debe considerar siempre que se encuentra en un estado no redimido del que debe y puede liberarse, si tiene la voluntad para esto, de que él mismo forma su suerte en la eternidad, pero que Dios nunca castiga o recompensa por lo que debe o no debe hacer por su propia redención. Dios le da al hombre la mayor libertad, y el castigo o la recompensa ya sería una restricción de libertad para la voluntad del hombre. Él mismo modela su suerte según su voluntad, y solo esto debe ponerse ante sus ojos, que la vida terrenal tiene un efecto en la eternidad, para que no viva su vida de manera irresponsable....
Pero si se ejerce una compulsión espiritual, entonces su voluntad libre se apaga en la medida en que este está reemplazado por el miedo o la esperanza y entonces las buenas acciones no deben ser evaluadas como obras de amor, porque la voluntad libre es la primera condición. Toda buena acción debe ser llevado a cabo por el amor, y el amor no puede ser determinado ni por el miedo ni por la esperanza de una ventaja.
Por eso solo se debe predicar el amor a las personas, pero las obras de amor no deben exigirse obligatoriamente, pero que es el caso cuando la persona está determinada en sus acciones y voluntad por amenazas de castigos temporales o eternos. El amor no puede ser despertado por ningún tipo de compulsión.... debe desarrollarse en el corazón y llevar a las personas a todo lo que piensan y hacen, entonces la voluntad permanece libre, y sus pensamientos y acciones tienen valor ante Dios....
Amén
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